En el poco tiempo que llevo trabajando como 'periodista', incluso desde la universidad, he notado que existe una decidida repulsión hacia los periodistas. He visto como se refieren a los comunicadores como buitres y mentirosos, como larvas que corroen las calles de las ciudades y los municipios colombianos. Un desdén espectacular, maravilloso y comprensible. Pero como dice uno de mis mejores amigos, quién además también sostiene que todo lo malo del país se debe a los medios de comunicación, es 'comprensible e interesante, pero discutible'.
La verdad es que si alguien tiene la culpa de algo, antes que los medios son los usuarios.
Son los usuarios quienes escogen el medio, el canal, la emisora, la revista, el periódico, el blog. Es el usuario quien no estudia y no se prepara para no dejarse meter los dedos en la boca y cuya única respuesta a sus problemas, por no ser capaz de asumir sus propias penas, es endilgar culpas a terceros. Una tradición de la cultura colombiana heredada de años de dominio partidista y de siglos de adoctrinamiento religioso. Siempre será preferible para un colombiano asumir que lo que pasa es problema de otros y no ellos mismos.
Lo que pasa en el país siempre es culpa del político, del edil, del alcalde, del presidente, de ese sucio de Petro, del matón de Uribe, del tonto de Mockus, de esos comunistas de las FARC y de esos robots del ejército o de las BACRIM (grupos neo paramilitares).
Sin embargo, no se dan cuenta de que es culpa de quienes eligen a los políticos, de quienes no denuncian porque les da pereza; es culpa también de quienes jamás, en sus pobres trayectos en el colegio, pusieron atención a la historia de su propio país y nunca se han fijado que es constante la forma en que se repite y que sí, efectivamente, había forma de evitar una severa cantidad de inconvenientes si se hubieran sentado a reflexionar a quién dar su voto y qué medio de comunicación seguir.
Entonces, ¿por qué esa insistencia en que la culpa es de los medios de comunicación?
Mi teoría es la siguiente:
Los medios de comunicación en Colombia, y en el mundo, vienen siendo (a mi parecer) el mal más necesario de todos. Más que la religión, la política y la medicina moderna. La televisión (para Colombia este es el peor de los casos), la radio y la prensa responde a la necesidad (y la demanda) de información; no obstante, aunque los medios cumplen su cometido, si los usuarios no hacen su parte del trato, la información proporcionada por los medios (especialmente por los más populares) no es más que las células cancerosas que llevan a la enfermedad de un país, una ciudad o un municipio.
Sí. Los medios son el cáncer, pero los colombianos son quienes tienen la culpa de que la enfermedad se haya extendido a lo largo del territorio nacional.
La pereza de revisar más fuentes de información, la pasividad frente a los noticieros y la imbecilidad colectiva es lo que nos tiene fregados, no los medios. Los medios son lo que son, pero son los usuarios quienes verán qué hacen con la información. No porque se las dan tienen que comérselas como un manjar sino como la torta semi podrida que uno y cada uno de los sistemas informativos ofrecen.
Para eso, y con el único fin de no llevarse a la cabeza tanto dato basura es que las personas, regularmente, deberían ver más noticieros que el de Caracol T.V o el de RCN noticias.
Se supone, al menos en principio, que las personas deberían alternar el noticiero para recibir diferentes puntos de vista, para lograrse análisis más profundos y hacer decisiones de la vida pública (tan simples como el voto) de una forma más estructurada y responsable. Pero no.
(De antemano, ofrezco disculpas por el vocabulario que viene a continuación)
Contrario a eso, lo que hacemos a diario es ver un solo noticiero y decir que tanto los periodistas como los políticos son el puto colmo y que la máquina llamada Colombia está oxidada por tanta mierda metida en los sistemas informativos, en el ejecutivo, en el legislativo y el judicial (la divina providencia quisiera que al menos se supieran las ramas del poder público).
Contrario a eso, lo que hacemos a diario es ver un solo noticiero y decir que tanto los periodistas como los políticos son el puto colmo y que la máquina llamada Colombia está oxidada por tanta mierda metida en los sistemas informativos, en el ejecutivo, en el legislativo y el judicial (la divina providencia quisiera que al menos se supieran las ramas del poder público).
No leen la misma noticia en cuatro periódicos y dos revistas; tampoco prestan atención al análisis en radio y ver con que sandez salen en RCN o en Caracol y analizar si lo mismo ocurre en CM&, City noticias o en UNO. Y todo porque para el colombiano promedio este país es un bodrio sin solución y las cosas no van a cambiar.
Así parece ser la cosa.
Por último, cabe rescatar algo. Uno de los argumentos líquidos (de los que tanto hace uso mi mejor y más querido amigo) es que la gran culpa de los medios de comunicación reside en que siempre habrán intenciones al emitir la información; que son corruptos y que la filtración es indiscriminada y siempre mal intencionada. Pues bueno, lo es.
En algunos casos más crítico que en otros. Bien explica Pierre Bordieu que NO es posible un acto desinteresado (en Razones prácticas sobre la Teoría de la acción) y tanto la intención mercantil de la información como el sesgo de la empresa y el comunicador cuentan siempre a la hora publicar.
Pero eso, nuevamente insisto, NO constituye una excusa aceptable pues, como anoté arriba, la variedad logra (a mi parecer) rellenar los vacíos que los sistemas de información se dejan entre sí.
Es por estos motivos que creo que el odio hacia los periodistas y hacia los medios de comunicación está cimentado sobre una de dos cosas: o la absoluta estupidez o la falta de reflexión sobre el asunto.
Finalmente, aclaro que no hago los incisos académicos que soportan el texto porque no es un ensayo ni nada parecido y porque me cae mal la arrogancia de la academia. También, que a mis pocos lectores, les hago un regalo. Les dejo una lista de varios medios electrónicos para consultar, tanto de izquierda (hay que incluirlos también) como de ultraderecha (quién sabe, a lo mejor salen con algo interesante, aunque lo dudo), para que lean, porque de lo contrario, no se puede discutir.